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Mundo Intermediário

TRÊS MUNDOS — MUNDO INTERMEDIÁRIO


VIDE: INTERMUNDO; MEDIADOR; IMAGINAL; MUNDUS IMAGINALIS
PERENIALISTAS
René Guénon: MAGIA E MISTICISMO

Al hablar aquí de accidentes, queremos hacer alusión sobre todo a los riesgos de desequilibrio a los que se exponen aquellos que actúan así; este desequilibrio es en efecto una consecuencia muy frecuente de la comunicación con lo que algunos han llamado el «plano vital» y que no es suma otra cosa que el dominio de la manifestación sutil, considerada, sobre todo, por lo demás, en aquellas de sus modalidades que están más cerca del orden corporal, y por eso mismo las más fácilmente accesibles al hombre ordinario. La explicación de ello es simple: en eso se trata exclusivamente de un desarrollo de algunas posibilidades individuales, e inclusive de un orden bastante inferior; si este desarrollo se produce de una manera anormal, desordenada e inarmónica, y en detrimento de posibilidades superiores, es natural y en cierto modo inevitable que deba desembocar en un tal resultado, sin hablar siquiera de las reacciones, que tampoco son desdeñables y que a veces son incluso terribles, de las fuerzas de todo género con las que el individuo se pone en contacto tan inadvertidamente. Decimos «fuerzas», sin buscar precisar más, ya que eso importa poco para lo que nos proponemos; preferimos aquí esta palabra, por vago que sea, a la de «entidades», que, al menos para aquellos que no están suficientemente habituados a algunas maneras simbólicas de hablar, corre el riesgo de dar lugar muy fácilmente a «personificaciones» más o menos fantasiosas. Por lo demás, como ya lo hemos explicado frecuentemente, este «mundo intermediario» es mucho más complejo y más extenso que el mundo corporal; pero, el estudio del uno y del otro entra, al mismo título, en lo que se puede llamar las «ciencias naturales», en el sentido más verdadero de esta expresión; querer ver en eso algo más, es, lo repetimos, ilusionarse de la más extraña manera. En eso no hay absolutamente nada de «iniciático», como tampoco, por lo demás, de «religioso»; de una manera general, se encuentran incluso muchos más obstáculos que apoyos para llegar al conocimiento verdaderamente transcendente, que es muy diferente de esas ciencias contingentes, y que, sin ningún rastro de un «fenomenismo» cualquiera, no depende más que de la intuición intelectual pura, la única que es también la espiritualidad pura.