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Clausura

MONGE — CLAUSURA


Isso (v. Odiar tua alma) pode nos ajudar a compreender por que, para o espírito da religiosidade medieval, o fechamento monástico e, assim, o fechamento num "lugar" é, paradoxalmente, o lugar mais dinâmico. O mesmo "fechamento" sempre ocorre, na compreensão, quando se abandona o "sentido comum" (as imagens) para concentrar-se no seu sentido próprio. E da mesma maneira que, no processo compreensivo, o conceito alcançado jamais é conclusivo, também o lugar monástico não é, em seu fundamento, um "ponto de chegada", um ponto terminal. O seu fechamento é mais lugar de partida para um outro sentido, para uma busca sempre renovada do fundo do ser. Isso pode explicar, enfim, por que o lugar que, hoje, nos parece o mais rígido, parado, o lugar sem "saídas" é, para o medieval, uma saída sem fim. O lugar monástico não deve ser "lido" por nós como fechamento ou isolamento. Trata-se do lugar-concentrador, do lugar direcionado para o centro, o meio-elemento, o fundo do ser. O lugar monástico é um quase-lugar da mesma maneira que todas as coisas são, para a visão medieval, um quase-lugar. Corresponde à limitação própria de toda coisa, apreendida aqui como "livro", como sinal e, assim, como estrutura de sentido e direcionamento. O lugar-monástico é, no fundo, o livro que sempre se escreve, na dedicação a deus. É a concentração que se volta para o meio-elemento onde sempre já se está. Voltar-se para deus ou fundo do ser em que já sempre se está. [ Marcia Sá Cavalcante Schuback: PARA LER OS MEDIEVAIS]


«Cerrar todas las aperturas y puertas» significa, como ya he indicado .interiormente, detener, en primer lugar, el funcionamiento de los órganos de la percepción sensorial y, seguidamente, purificar la Mente de deseos físicos y materiales. Es lo que se desprende de la comparación del texto citado con el capítulo XII, que dice así:

Los cinco colores [o sea los colores elementales: blanco, negro, azul, rojo y amarillo] ciegan los ojos del hombre. Las cinco notas musicales ensordecen el oído humano. Los cinco sabores [o sea dulce, salado, ácido, picante, amargo] embotan el gusto del hombre. [Los juegos como, por ejemplo,] las carreras y la caza enloquecen la mente humana. Los bienes difíciles de obtener impiden la conducta correcta en un hombre.

Por ello el «hombre sagrado» se concentra en el vientre [o sea se esfuerza en desarrollar su núcleo interno de existencia) y no presta atención al ojo [[o sea no obedece los dictados de sus sentidos]. En verdad, abandona éste y elige aquél.

El «hombre sagrado» se ocupa del vientre y no del ojo, ya que es consciente de que la actividad centrífuga de la Mente no hace más que alejarlo de la Vía. Esta se encuentra en su «interior», en la forma más concreta y palpable. Cuanto más tiende uno hacia el «exterior» menos en contacto está con lo Absoluto. Lo que debe uno intentar es «quedarse en casa» y no salir.

Sin atravesar el umbral, se puede conocer todo bajo el Cielo [o sea la realidad de las cosas]. Sin asomarse a la ventana, se puede ver el funcionamiento del Cielo. Cuanto más se aleja uno, menos conoce.

Por ello, el «hombre sagrado» conoce sin salir. Posee una visión clara de las cosas sin mirar. Realiza todo sin acción. [Toshihiko IzutsuSufismo e Taoismo]