VIDE: Personalidade
Buddhi, considerada en relación a la individualidad humana o a todo otro estado individual, es pues su principio inmediato, pero transcendente, como, desde el punto de vista de la Existencia universal, la manifestación informal lo es de la manifestación formal; y es al mismo tiempo lo que se podría llamar la expresión de la personalidad en la manifestación, y por consiguiente lo que unifica el ser a través de la multiplicidad indefinida de sus estados individuales ( puesto que el estado humano, en toda su extensión, no es más que uno de estos estados entre los demás ). En otros términos, si se considera el "Sí mismo" ( atman ) o la personalidad como el Sol espiritual1 que brilla en el centro del ser total, buddhi será el rayo emanado directamente de este Sol y que ilumina en su integralidad el estado individual que vamos a considerar más especialmente, ligándole a los demás estados individuales del mismo ser, o incluso, más generalmente todavía, a todos sus estados manifestados ( individuales y no individuales ), y, por encima de éstos, al centro mismo. Por lo demás, conviene destacar, sin insistir demasiado en ello aquí para no apartarnos del hilo de nuestra exposición, que, en razón de la unidad fundamental del ser en todos sus estados, se debe considerar el centro de cada estado, en el que se proyecta este rayo espiritual, como identificado virtualmente, sino efectivamente, con el centro del ser total; y por eso es por lo que un estado cualquiera, el estado humano tanto como todo otro, puede ser tomado como base para la realización de la "Identidad Suprema". Es precisamente en este sentido, y en virtud de esta identificación, por lo que se puede decir, como lo hemos hecho al comienzo, que Purusha mismo reside en el centro de la individualidad humana, es decir, en el punto donde la intersección del rayo espiritual con el dominio de las posibilidades vitales determina el "alma viva" ( jivatma )2 .
DOM DAS LÍNGUAS
Aquellos que han pasado más allá de la forma, por eso mismo, están liberados de las limitaciones inherentes a la condición individual de la humanidad ordinaria; aquellos mismos que no han llegado más que al centro del estado humano, sin haber realizado todavía efectivamente los estados superiores, están al menos, en todo caso, liberados de las limitaciones por las que el hombre caído de ese «estado primordial», en el que ellos están reintegrados, está ligado a una individualidad particular, así como a una forma determinada, puesto que todas las individualidades y todas las formas del dominio humano tienen su principio inmediato en el punto mismo donde ellos están colocados. Por eso es por lo que, como lo decíamos más atrás, pueden revestir individualidades diversas para adaptarse a todas las circunstancias; estas individualidades, para ellos, no tienen verdaderamente más importancia que simples vestiduras. Con esto se puede comprender lo que el cambio de nombre significa verdaderamente, y esto se vincula naturalmente a lo que hemos expuesto precedentemente sobre el tema de los nombres iniciáticos; por lo demás, por todas partes donde se encuentra esta práctica, siempre representa un cambio de estado en un orden más o menos profundo; en las órdenes monásticas mismas, su razón de ser no es en suma diferente en el fondo, ya que, ahí también, la individualidad profana 3
debe desaparecer para hacer sitio a un ser nuevo, e, incluso cuando el simbolismo ya no se comprende enteramente en su sentido profundo, guarda no obstante, por sí mismo, una cierta eficacia.
Georges Vallin: SER — INDIVIDUALIDADE
Jean Tourniac: INDIVIDUALIDADE HUMANA
NOTAS: